Muy en boga, las pieles lavadas se someten a un proceso similar al lavado con agua. En este proceso, la piel se encoge, lo que es notoriamente poco homogéneo, los bolsillos y otras partes se deforman y el forro puede asomar. El color de la prenda se altera y se mancha. Este proceso tiene lugar después de la confección de la prenda y por eso los accesorios muestran signos de lavado. También hay algunas características relevantes, como que es bastante fina y maleable, lo que la hace más frágil. También están muy de moda las pieles con acabado encerado o incluso cepillado para dar un aspecto "usado".
- Antes de aplicar cualquier producto, pruébelo en el interior de la prenda o en un lugar poco visible.
- Plancha del revés con un paño y una plancha que al menos no emita vapor.
- Evite la exposición prolongada al sol o a la luz intensa, ya que puede provocar variaciones de color.
- Almacenar en lugares con poca luz y sin humedad para evitar la aparición de moho.
- Las prendas sucias o manchadas deben confiarse a especialistas.